lunes, 26 de abril de 2021

CAVCA SE SUMA AL PARO NACIONAL 28A CONTRA LA REFORMA TRIBUTARIA QUE TAMBIÉN AFECTA A NUESTRO SECTOR

Artistas plásticos y visuales de Cartagena se suman a la gran manifestación Paro Nacional de este 28 de Abril contra la Reforma Tributaria que quiere imponer el Gobierno de Ivan Duque. Recordemos que ya estamos viviendo una afectación considerable a nuestro bienestar económico, por la inoportuna, ineficaz y atravesada imposición de la Ley de Economía Naranja, agravada con el cierre de salas de exposiciones, museos y galerías por la pandemia Covid 19. La reforma tributaria viene a oscurecer aún más el panorama cuando se acrecientan los porcentajes de impuestos a la producción artística, entre otros factores. CAVCA se une al Consejo Distrital de Artes Plásticas y Visuales (CAPVI), al Colectivo La Redhada y al Movimiento de Artistas del Caribe en Resistencia (M.A.R Caribe). Los artistas están donando imágenes de sus obras para ambientar gráficamente la invitación al Paro Nacional. He aquí algunos ejemplos:




















El Compae Aristóbulo (Artista Miguel Burgos) nos trae una décimas contra la Reforma Tributaria.



https://www.facebook.com/artistaburgos/videos/159623329417481/

jueves, 15 de abril de 2021

Sandra de la Cruz, Raul Ballesteros, Lewis Julio y Daniel Sarabia en IR9 Banco de la República - Montería. Curaduría: Alexandra Haddad Hasta el 9 de Junio de 2021

Los artistas cartageneros Sandra de la Cruz con su obra pictórica "la Casa de Infancia", Raúl Ballesteros con su escultura "Barracuda azul" y Daniel Sarabia con la serie escultórica "Ciudad Encontrada" fueron seleccionados por la curadora Alexandra Haddad para acompañar el selecto grupo de artistas del Caribe (Montería-Sucre y Bolívar) que conformarían la versión 9na de Imagen Regional, la exposición patrocinada por el Banco de la República en su clara apuesta por destacar el talento y la obra contemporánea de los artistas de las diferentes regiones del país.

Al respecto de la curaduría, Haddad se refiere en su texto de la obra de Sandra de la Cruz: "La alusión a la memoria colectiva e histórica de la región es un tema recurrente en la producción de los artistas, quienes desarrollan su obra a partir de experiencias personales que se conectan con el sentir de una generación. En la obra pictórica La casa de infancia, Sandra de la Cruz analiza con nostalgia el abandono del estilo de vida de un sector de la sociedad de una época, a través de imágenes y recuerdos familiares de su casa de infancia en Cartagena."




De la obra de Raúl Ballesteros constata que "transforma con su obra pictórica las edificaciones emblemáticas de la misma Cartagena en lo que él denomina “Ciudad Parapeto”, y nos invita a reflexionar sobre la brecha de las clases sociales, reflejada en la estética arquitectónica de los barrios marginados de la ciudad. Así mismo, con su obra escultórica Barracuda azul, realizada a partir de materiales reciclados encontrados en las playas de Cartagena, expone el problema de la contaminación presente, especialmente en los sectores deprimidos de la ciudad."



De la praxis artística de Lewis Julio la curadora nos comenta que "Manteniendo ese contexto popular, encontramos la serie de dibujos del artista Lewis Arango, quien a partir de una investigación sobre la arquitectura y tradición del barrio Getsemaní, de Cartagena, recrea escenas cotidianas del sector, cuyos protagonistas son representados por aldabas propias de las construcciones locales."





Y de Daniel Sarabia nos confirma en el texto curatorial que el artista "recorre Cartagena en busca de elementos desechados por las construcciones para fabricar su “Ciudad Encontrada”, una serie de maquetas que representan las viviendas improvisadas de los barrios periféricos de la ciudad, utilizando especialmente la madera como material empleado tanto en las construcciones locales de atractivo turístico y estrato socioeconómico alto, como en las zonas excluidas, invisibles y marginadas de la otra Cartagena."




La exposición estará abierta en la sede del Banco de la República de Montería hasta el 9 de Junio de 2021. Puede consultar la info de la exposición en 

https://www.banrepcultural.org/exposiciones/imagen-regional-9/region-caribe

sábado, 10 de abril de 2021

"Habitantes de mi Aldea" Exposición individual de Marcel Reyes en la Sala del Coro del Santuario San Pedro Claver en Cartagena. Curaduría: Alexa Cuesta

 


La Comunidad de Artistas Visuales de Cartagena y Bolívar se enorgullece de apoyar la exposición individual del artista cartagenero Marcel Reyes en 2021. Desde el 25 de febrero de 2021 se encuentra abierta la muestra pictórica del artista en el Santuario San Pedro Claver del Centro Histórico de la ciudad. Se trata de la obra más reciente del pintor, desde la cual se pronuncia sobre diferentes aspectos plásticos y conceptuales acerca de la vida en el espacio público de una ciudad del Caribe, como es Cartagena de Indias. 











A continuación publicamos el contenido del texto curatorial realizado por Alexa Cuesta:

"Inevitable no relacionar de forma directa y pertinente el concepto plástico de “aldea” del artista cartagenero Marcel Reyes con la definición de “Aldea Global” del pensador y comunicador canadiense Marshall McLuhan, quien de forma premonitoria, se aproximó a discernir lo que ahora llamamos sociedad de la información global a través de las nuevas tecnologías desarrolladas en el ciberespacio. Según McLuhan nos interesa conocer de forma rápida y participativa lo que suceda en otras culturas, poder comunicarnos de forma virtual, tal cual como se viene desarrollando en el confinamiento por pandemia mundial. De manera casi que obligatoria, las relaciones humanas se están estableciendo a través de una pantalla y teclado electrónico. Sin embargo, la obra de Marcel Reyes nos retrotrae de esta nebulosa cibernética como si despertáramos de una película futurista y nos invita a recomponer el concepto. La interrelación en esta ALDEA, más primitiva que cibernética, no debe ser escenificada sólo a través de una pantalla electrónica sino mediante un recurso netamente plástico, siguiendo esta idea, nos sitúa fuera del claustro-hogar, mirando a través del lente de un personaje que dialoga en voz en off con aguzada curiosidad y potente narración visual desglosando cada fragmento de esta realidad propia, la que como cartageneros conocemos desde la memoria colectiva y el contexto inmediato. Por ejemplo, nos sitúa en hora “pico”, en un trancón en el neurálgico Mercado de Bazurto, al interior de un bus urbano repleto de situaciones diversas. Este narrador en primera persona fija la mirada en lo que sucede en ese instante, tanto al interior a través de la ventana de dicho bus como en la mirada de aquel ciudadano “de a pie” inmerso en ese caos urbano, tanto es así que insiste en reafirmar en cada cuadro una postura crítica reflexiva de la idiosincrasia caribe y esa existencia caótica en el espacio urbano que tanto recalca con el brillo de las tonalidades escogidas y la pincelada vibrante. Cada elemento de la composición grita por sí mismo, quiere protagonismo, pero eso se resuelve formalmente con los artilugios que da ser un gran conocedor de la tecnología de la expresión a manera de viñeta de cómic, la perspectiva forzada de elementos arquitectónicos o figuras humanas con escorzos de primer plano, los personajes son invitados a desarrollarse escénicamente en primera persona, cobrando importancia por el detalle de sus atuendos y/o expresión corporal, luego en el siguiente cuadro, aparecen como personajes secundarios, y así sucesivamente.

La crítica sociocultural es palpable a simple vista en estas recreaciones plásticas, se manifiesta en la cotidianidad que nos atañe cuando tenemos que transitar, existir- re-existir o sobrevivir entre situaciones adversas: atracos, indigencia, maternidad riesgosa y mucha economía informal.

Nuestro paisaje urbano es así, desbordante de situaciones: vibrante, fluido, ruidoso y riesgoso. Lo percibimos en cada personaje que con sus rasgos característicos van saliendo de ese casting específico para recrear la vida urbana plasmada en un instante de forma bidimensional. Nada se escapa en la pintura de Marcel Reyes porque quizás todas esas vidas importan en esta aldea de la subsistencia. Todas esas vidas, ameritan ser resignificadas y entendidas y el artista nos da la clave." AC

En este link pueden apreciar la exposición de forma virtual: https://sanpedroclaver.co/recorrido-exposicion/



Conoce los horarios, protocolo de bioseguridad y forma de acceder al museo en este link: https://sanpedroclaver.co/tiquetes-2/

lunes, 18 de enero de 2021

“Obra Bidimensional” retrospectiva de Alexa Cuesta. Exposición virtual 3D hasta el 10 de febrero de 2021. Curaduría Maira Bertel y La Redhada.




Comenzamos el año con esta primera exposición en formato virtual 3D de una de las fundadoras del Colectivo La Redhada y CAVCA Alexa Cuesta Flórez (Cartagena, 1970) Esta muestra hace parte de la investigación de tesis de pregrado que lleva la joven artista sincelejana Maira Bertel en el camino de la obtención de su título de Maestra en Artes Plásticas para la cual contó con todo el apoyo de la Redhada y nuestro colectivo en la producción visual y de contenido curatorial.

Las obras que se presentan en esta exposición virtual hacen parte de las apuestas formales iniciales en formato bidimensional de la artista cartagenera, algunas de ellas cuando aún se encontraba en las aulas de la Universidad Nacional en Bogotá entre 1993 y 1998. Igualmente podemos apreciar dos obras premiadas el díptico “Tribunal de las Aguas” 2002 que obtuvo el premio ex-aequo de la Bienal de Pintura Eusebio Sempere en España (2004) y una fotografía de la obra mural “un mar para Bogotá” que obtuvo el premio-bolsa de trabajo “Arte para Bogotá” del IDCT (1999) . En toda la muestra observamos una constante búsqueda por nuevas tecnologías de expresión propia, (ensamblajes, acrílicos de gran formato, técnicas mixtas, dibujos, collage, etc. ) siendo la obra seriada puntos de conexión entre una y otra ; el cómo poco a poco, la artista fue configurando símbolos y conceptos que luego definiría su obra más tardía con las instalaciones artísticas.

Puede visitar la expo en este link:

https://artspaces.kunstmatrix.com/en/exhibition/4150678/alexa-cuesta-florez-obra-bidimensional-retrospectiva








jueves, 1 de agosto de 2019

VACIAR EL ALMA PARA POSEER EL CUERPO










VACIAR EL ALMA PARA POSEER EL CUERPO


Dicen las malas lenguas que uno de los mandamientos del capitalismo salvaje y la derecha planetaria es convertir la cultura en espectáculo, brillarla, empaquetarla y después de emperifollarla, venderla como fulgurante estrella de la industria del entretenimiento: Vaciar el alma para poseer el cuerpo, una sentencia que nos habla del lugar de la voluntad y las querencias y que resume el sentido de la vida. Ellos saben que en la cultura está el magma del conocimiento, la identidad de un pueblo, su territorio y lo mas importante: su lugar de resistencia. Por eso, la Economía Naranja, un proyecto neoliberal de grandes fauces, llamado así, de manera cool por un equipo de marketing que sabe de sobra lo que quiere, no es otra cosa que la propuesta indecente del régimen neoliberal colombiano para utilizar nuestros saberes ancestrales, artísticos y patrimoniales, capturar lo que somos y coronar un buen negocio. Y bien redondo. Por un lado, porque los dueños del botín acumulan ingentes sumas de dinero a costa de la explotación comercial de nuestras tradiciones y por otro, porque al saquear la cultura de nuestros pueblos se apropian de la memoria ancestral que les pertenece y los hace dueños legítimos de una cosmovisión y de un territorio, un talismán que los inmuniza contra el cáncer de la homogeneización y la globalización capitalista. Y es por eso que en la región Caribe estamos en guardia: nuestras creencias y saberes funcionan como un gran sistema desbordante y barroco que exalta la palabra, encarna en música y en frenesí de baile y sale del cuerpo para retornar a la oralidad de la palabra, la forma más natural y humana de narrar la vida. Porque una lengua y una cultura son una visión del mundo. Por eso, nuestro mayor patrimonio es lo que somos, más importante que nuestros castillos, estatuas, fortificaciones y murallas, que sin el vigor de nuestra tradición oral, sin nuestra africanía, el sonar de nuestros tambores y nuestros areitos, los cuerpos que los bailan y los poetas que los narran, no serían mas que convidados de piedra en un desbordante festín de dioses. Y es allí donde reside nuestra resistencia.









Después de leer el texto del proyecto Economía Naranja, una oportunidad infinita de Iván Duque Márquez y Felipe Buitrago Restrepo –un coqueto y atractivo manual de cómo volverse millonario a través de la comercialización del patrimonio cultural y el arte de los pueblos y detenerme en la semántica de supermercado utilizada por estrategas, publicistas y empresarios, así como en algunas frases y expresiones de algunos artistas, escritores, filósofos y pensadores descontextualizadas y metidas a la fuerza para vendernos las mieles de la Economía Naranja, fui observando cómo poco a poco el proyecto relampagueaba y se convertía en la estrella de la noche, la solución esperada para lograr todos nuestros sueños en este reñido mundo de hoy. Un darwinismo social que privilegia la competencia sobre la solidaridad como principio de la evolución humana: el hombre, lobo para el hombre, la lógica del mercado aplicada a la vida, vender arte, cultura y conocimiento como si fueran perros calientes o condones, someter el patrimonio intangible al negocio de compra-venta de un mercader. Es así como la Economía Naranja se revela como un proyecto neocolonial, un negocio hecho a la medida de la gula corporativa, que utiliza la cultura poniéndola al servicio del marketing empresarial para saquear a su antojo la memoria de los pueblos, muchos de ellos desplazados de sus territorios y nuevamente despojados de sus conocimientos y saberes gracias a esta maniobra empresarial: Vaciar el alma para poseer el cuerpo. Por eso es necesario que los colectivos de artistas de Cartagena y la región Caribe asumamos en carne propia la custodia de nuestras prácticas culturales y artísticas ante el riesgo que significa la comercialización que se avecina. Nos espera una larga y compleja batalla si queremos evitar que nuestros imaginarios se conviertan en simples transacciones financieras con el beneplácito de aquellos Faustos que decidan venderle el alma al diablo para gozar de los cacareados quince minutos de fama. Algo que no estaría lejos de suceder si tenemos en cuenta las escasas oportunidades existentes en los pueblos de la región Caribe, reconocidos históricamente no solo por su cimarronaje, sus luchas libertarias, su tradición oral, cantos, danzas y cultura sino por la desigualdad, exclusión, aislamiento y pobreza que los asfixian. Por eso, antes que se hunda definitivamente el barco, debemos impulsar una educación que fortalezca el conocimiento de nuestra historia, para que a través de su apropiación podamos evitar que nuestras tradiciones se conviertan en bienes y servicios de la industria del entretenimiento, impulsando la investigación cultural y fomentando lo colectivo sobre lo individual, para que a través de nuestras expresiones podamos lograr una conciencia política y cultural así como un sentido de pertenencia que actúe en defensa de los saberes de nuestra región preservándolos de la homogenización y mercantilización de las empresas culturales.






Pero, por qué el estado colombiano es quien propone la privatización de nuestros bienes culturales? Nadie ha contestado esta pregunta. Recordemos que en los artículos 70, 71 y 61 de la Constitución de Colombia, la cultura está consagrada como parte esencial de los Derechos humanos, una ley heredada de las revoluciones socialistas de comienzos del siglo XX, hecha para contrarrestar las injusticias causadas por la revolución industrial que beneficiaba a los dueños de los medios de producción sobre los derechos de los trabajadores. Es así como la constitución colombiana de 1991 ordena al estado facilitar el acceso y el fomento a la cultura, al conocimiento, a la expresión artística y a la ciencia protegiendo la propiedad intelectual. Pero ese mandato brilla por su ausencia. Sin embargo, existen leyes universales que lo ratifican. En el año 2002, el Director General de la UNESCO, Koïchiro Matsuura al presentar la Declaratoria Universal de la Diversidad Cultural durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, afirmó: De esta manera queda superado el debate entre los países que desean defender los bienes y servicios culturales que, por ser portadores de identidad, valores y sentido, no deben ser considerados mercancías o bienes de consumo como los demás, y los que esperan fomentar los derechos culturales, pues la Declaración conjuga esas dos aspiraciones complementarias poniendo de relieve el nexo causal que las une: no puede existir la una sin la otra. Pero en un país como Colombia, donde los negocios como la Economía Naranja promueven los huevitos de la confianza inversionista violando los derechos de los ciudadanos, cuentan con la complicidad de las instituciones, el respaldo de los medios y muchos funcionarios dispuestos a disimularle el caminado a este entuerto anticonstitucional y jurídico.






La cultura es un bien intangible que se construye en base a la memoria de los pueblos, de su historia, sus relatos, cantos, danzas y tradiciones que van desde la tradición oral hasta las Bellas Artes. Y desde épocas coloniales, en el Caribe, grupos indígenas, africanos, canarios, andaluces, cubanos, haitianos, árabes, ingleses, portugueses, holandeses, amén de las demás migraciones que llegaron a nuestro territorio, han parido fiestas y carnavales que han hecho de nuestra región un lugar de pertenencias y saberes, una cultura vernácula que ahora pretenden repartirse entre pocos. Pero no serán ellos quienes borren de un plumazo nuestra historia. No podemos permitirlo, porque si lo intentan, el costo para nuestra cultura será muy alto. No nos engañemos. Con el billete en la mano, la Economía Naranja comercializará al máximo la oferta turística de las regiones para multiplicar sus dividendos, convirtiendo las fiestas de Colombia en un decadente circo de colores y morisquetas falsas fríamente diseñadas por un comité festivo que estará mas cerca del espectáculo que de la realidad cultural que las genera. Se organizarán carnavales sacados de la manga, se saqueará el acervo cultural de algunas regiones para trasladarlas a otras, se inventarán bailes y disfraces y se construirán festejos por decreto en donde brillará por su ausencia la base popular que los origina. Precisamente, en días pasados, Carmen Inés Vásquez Camacho, la ministra de Cultura de Colombia que está a cargo de la venta institucional del proyecto, afirmó: Hemos encontrado en las distintas regiones de la nación una inmensa e inagotable fuente de creatividad y un talento inigualable, con el que el país podría crecer en productividad y desarrollo. Y con la cuña en la boca añadió: Con el componente naranja, buscamos generar condiciones de sostenibilidad y asociatividad, y el desarrollo de un ambiente propicio para la participación y posicionamiento local e internacional de nuestra cultura, nuestras artes y tradiciones.  Adiós luz que te guarde el cielo. Ojalá que con este afán de convertir la cultura en un negocio contante y sonante, las fiestas colombianas no terminen luciendo el mismo disfraz, con idénticos colores, haciendo los mismos gestos y bailando los mismos bailes, en una suerte de Cabaret Tropical como ya viene sucediendo en algunos lugares del país en donde a falta de tradición carnavalera y gracias a una impostura empresarial, terminaron parodiando las representaciones culturales de las regiones del Caribe colombiano.






Así como van las cosas y conociendo el origen neoliberal, blanco y excluyente del paquete corporativo de la Economía Naranja, no nos extrañe que en algún momento los funcionarios de turno pretendan oficiar como un tribunal de buenas costumbres y miren con ojos de santo cachón el contoneo pélvico y sensual de nuestros bailes palenqueros, cimarrones y champetúos, intentando censurar los contenidos provocadores y rebeldes de nuestra picaresca caribe, bajo la lupa evangelizadora de lo políticamente correcto y el puritanismo mercantil, por aquello de que Business are Business y lo que no produce billete para los empresarios tampoco debe producirlo para nadie. Protejamos el arte que es el mayor acto de rebeldía que hemos creado los seres humanos. La mercantilización de nuestra cultura y el despojo de nuestra identidad son la estrategia perfecta para ocupar nuestro territorio y dar jaque mate al activismo y al pensamiento disidente y evitar que el arte se convierta en arma de solidaridad y resistencia. Necesitamos una cultura como derecho, no como negocio. Porque el peligro de este “neoliberalismo humanitario” está en que el estado o la empresa privada pretendan controlar e impedir la puesta en escena de otras prácticas culturales distintas a las que ellos proponen. Las dictaduras y los regímenes de derecha conocen muy bien el poder revelador y subversivo del arte y es por eso que sus estrategias siempre van dirigidas a silenciar y controlar el pensamiento creativo. Por eso la insistencia y agresividad con la que el ministerio público y el sector privado están tratando de posicionar y vender este proyecto empresarial que vulnera de manera grave nuestros derechos culturales, anunciando un regreso al colonialismo del saber y del poder. Cuando la empresa privada asume funciones públicas, el derecho de todos comienza a ser usufructuado por una élite que sueña con diseñarlo a su antojo. Este caramelo envenenado llamado Economía Naranja no tiene otro fin que la comercialización de nuestros saberes, a cambio de 15 paupérrimos minutos de fama. Pero los pueblos y las culturas tenemos la última palabra. 



Muriel Angulo
Julio 2019





























lunes, 17 de junio de 2019

Inauguración de la expo individual "La Pesca" de WADITH DE VOZ el 5 de junio 6:00 pm. Celebrando la libertad de expresión artística, la solidaridad y el acompañamiento. 





Artistas cartageneros con la familia de Wadith de Voz.

"LA PESCA"  de Wadith De Voz, primera exposición individual en la nueva sala del Centro Cultural del Pie de La Popa en Cartagena. Hasta el 27 de junio.